¿Aplicas inteligencia emocional en la gestión de tus proyectos?
El éxito de nuestros proyectos no solo depende de las habilidades llamadas “duras”, las “blandas” tienen mucho que aportar.
Cuando pensamos en la gestión de proyectos solemos centrarnos en los conocimientos “duros”, es decir, en qué herramientas de planificación vamos a utilizar, cómo estimaremos los tiempos y costes o cómo estableceremos el cronograma, evaluaremos el rendimiento o gestionaremos en riesgo, entre otros.
Ahora bien, tendemos a descuidar un aspecto fundamental para el éxito en la gestión, las habilidades “blandas” y, entre ellas, las relaciones interpersonales. Por ejemplo, qué comunicación será la más efectiva, qué tipo de liderazgo establecemos, cómo vamos a motivar a nuestro equipo, cómo resolveremos los conflictos y los problemas, entre otros. Estas habilidades “blandas” dependen en gran medida del desarrollo de la inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Es la capacidad que todos tenemos para gestionar, comprender o manejar nuestras propias emociones. Desarrollarlas nos ayuda, además de a mejorar nuestra calidad de vida y nuestro estado mental, a tener mejores relaciones con los demás, ser más respetuosos y capaces de ponernos en el lugar del otro.
Tanto es así que las personas que tienen una mayor capacidad de gestionar sus emociones suelen tener también más oportunidades y éxito en el ámbito profesional. Una buena noticia: nuestra inteligencia emocional (o su capacidad) se encuentra en nuestra propia epigenética, es decir, la podemos desarrollar o potenciar según Daniel Goleman, su gran precursor.
Cinco componentes de nuestra inteligencia emocional:
- Autoconciencia: es la habilidad de reconocer y entender nuestras emociones, estado de ánimo e impulsos, así como su efecto en los demás. Esto nos brinda la fortaleza mental necesaria para no dejarnos llevar por nuestras emociones.
- Autorregulación: es la habilidad para controlar o redirigir impulsos y estados de ánimo. Ello nos lleva a eliminar los juicios, pensando antes de actuar. También nos brinda una mayor apertura hacia el cambio.
- Motivación: es la pasión para trabajar por razones que van más allá del dinero y el status. Nos hace fuertes para trabajar en pos de lograr nuestras metas con energía y persistencia, incluso con optimismo frente al fracaso.
- Empatía: es la habilidad para entender la dimensión emocional de los temas y para tratar a las personas de acuerdo con sus reacciones emocionales. Es un componente esencial del liderazgo.
- Habilidades sociales: es la pericia en el manejo y construcción de redes de relaciones, y la habilidad para encontrar un espacio común. Es fundamental para construir equipos, persuadir y liderar el cambio.
¿Qué puedes conseguir dirigiendo un proyecto?
Llegados a este punto, ya podéis imaginar todo lo que un director de proyectos puede conseguir aplicando la inteligencia emocional y, además, transmitiendo a todo su equipo la importancia de que ellos mismos la apliquen a los proyectos. Algunos de estos logros:
- Mejorar la comunicación y las relaciones interpersonales entre los miembros de su equipo.
- Ayudar a crear un clima laboral colaborativo y no tóxico, de entendimiento y respeto, donde además no se castigue el error.
- Aumentar la motivación de todo su equipo y reforzar el compromiso.
- Conseguir que cada uno se encuentre más comprometido con las tareas asignadas.
- Minimizar todas las causas posibles para que se genere conflicto.
- En definitiva, aumentar la productividad y la calidad de los proyectos.