Autoestima: clave para un liderazgo con confianza
Existen técnicas para desarrollar el autoconocimiento y la autoconciencia que nos permitirán aumentar nuestra autoestima y, con ella, nuestra seguridad como líderes.
Los líderes marcan la diferencia por diferentes cualidades, pero hay una fundamental en todos ellos: su autoestima. Liderar un equipo implica hacer frente a los problemas, ser proactivo y tomar decisiones que, incluso, muchas veces no gustan a todos. Eso no impide que las tomen cuando creen que es la mejor opción, sin temor a las críticas o sabiendo que no siempre van a tener la aprobación general. Esa seguridad y confianza está estrechamente relacionada con la autoestima.
¿Tienes baja o alta tu autoestima?
¿Tiendes a posponer las decisiones, atribuir a causas externas las dificultades, evitar resolver los conflictos o temes al rechazo de tus pares? Puede que sean, entre otras, características que reflejan una baja autoestima.
Por el contrario, las personas o líderes con alta autoestima se caracterizan por afrontar los retos con optimismo, intentando superar el miedo y asumiendo los riesgos que consideran necesarios y también su responsabilidad. Esto les permite superar los problemas o dificultades.
Además, suelen desplegar con éxito las habilidades sociales que les permiten comunicarse, motivar y establecer lazos con su equipo. Como comentábamos, no necesitan la aprobación de los demás, pero sí buscan el respeto y no se creen mejor que los demás.
¿Cómo aumentar tu autoestima?
Desarrollar un liderazgo con confianza implica tener alta nuestra autoestima y la buena noticia es que podemos trabajar para mejorarla. ¿Cómo? El punto de partida es desarrollar el autoconocimiento y la autoconciencia, existen numerosas técnicas psicológicas para hacerlo. Todas comienzan por conocerse a uno mismo, nuestros valores principales y fortalezas personales, pero también explorar aquello que nos limita.
Nuestros valores principales son aquellos que nos motivan y nos llenan de energía y positivismo para afrontar los retos. Por el contrario, cuando alguien atropella estos valores, nos sentimos ofuscados o desanimados. Conocerlos es la mejor manera de prepararnos para actuar ante cualquier situación.
Otro aspecto ineludible a trabajar es conocer nuestras fortalezas y también nuestras propias limitaciones. A partir de aquí, decidiremos los aspectos a potenciar y aquellos a mejorar o reforzar. Es decir, estableceremos un plan de acción realista y alcanzable en el tiempo para sacar partido de nuestros aspectos positivos y convivir o mejorar los que lo sean menos.
Querernos más y mejor
Todo ese desarrollo de nuestro autoconocimiento y autoconciencia nos llevará, justamente, a tomar conciencia y a cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos, aceptarnos con nuestras cualidades y defectos (sabiendo que podemos siempre mejorar).
Nos enseñará a prestarnos más atención y aprender a dedicar tiempo aquello que nos satisface y nos hace más felices. Porque, en definitiva, todo eso redundará en una mejora de la autoestima, lo que nos ayudará a no temer a las responsabilidades o a tomar decisiones. Ese bienestar y felicidad, a la vez, aumentará nuestro sentido del humor, una característica importante en un líder que sabe darle a cada cosa la importancia que tiene.