Aprende a ser más eficaz
¿A veces tienes la sensación de que hay personas que, aunque su día también tiene 24 horas, abarcan mucho más de lo que tú puedes? ¿Otras te agobias porque parece que siempre tienes temas pendientes? La clave está en ser más eficientes… y la buena noticia es que se puede aprender.
Para conseguir ser más eficiente, sigue una serie de pautas que con la práctica se convertirán en rutina y que te permitirán aprovechar mejor tu día a día. Te mostramos algunas de ellas.
Haz ejercicio y come sano
Puede que no veas la conexión entre eficacia y bienestar, pero la tiene. Tu cuerpo es tu principal herramienta de trabajo. Incorpora a tu rutina al menos 30 minutos de ejercicio al día y comidas saludables. Pronto te sentirás mejor y tendrás mayor concentración y energía.
Madruga
Pero adelantando la hora de acostarte si es necesario, para descansar bien y empezar el día con la mente y el cuerpo recuperados de la jornada anterior. Levantarse temprano puede marcar la diferencia entre empezar bien o mal un día. Al principio puede costarte este hábito, pero verás la recompensa muy pronto.
Organiza y prioriza
Al empezar tu jornada de trabajo, los 10 minutos mejor aprovechados serán los que destines a repasar la agenda, los temas pendientes y organizarlos. Una vez que tengas el “mapa” de tu día, sigue ese orden establecido intentando no dejar temas a medias o pendientes antes de pasar al siguiente.
Márcate metas claras
Tener bien marcados unos objetivos muy claros a corto, medio y largo plazo te hará centrarte en aquello que tiene más importancia y prestar escasa atención a aquello que no vale la pena o te aleja de tus metas.
No acumules
Ver nuestra agenda repleta de cosas por hacer y temas que se van posponiendo de un día para otro sin ser capaces de cerrarlos provoca estrés y frustración. Por ello, hay que ser realista a la hora de planificar el día y ponerse objetivos claros y posibles. Verás lo reconfortante que resulta ir cumpliendo y tachando tareas.
Delega
Pensar que uno puede hacerlo mejor o que solo tú puedes realizar ciertas tareas es uno de los principales impedimentos para ser eficaces. Si te sobrecargas de responsabilidades, al final los resultados se verán resentidos y habrá tareas hechas a medias o pospuestas. Un buen líder es el que confía y sabe delegar.
Tómate respiros
De vez en cuanto, tómate unos minutos para desconectar, estirar las piernas, beber agua… Ello te permitirá afrontar las cosas con mejor cara y ser más eficaz cuando vuelvas a tu silla de trabajo.
Evita distracciones…
O al menos contrólalas. Por ejemplo, las redes sociales, los emails personales y WhatsApp pueden ocupar, a veces sin darnos cuenta, una buena parte de nuestra jornada y distraer nuestra concentración de los temas laborales. En cuanto a los correos de trabajo, si es posible, prueba a contestarlos en cuanto los leas; dejarlos para más tarde supondrá multiplicar el tiempo para tal fin.
Prémiate y descansa
O no te lamentes en exceso por tus errores. Intenta cerrar cada día sin disgustarte por los temas que no han salido como tú esperabas. Así podrás empezar el día siguiente de nuevo motivado y de forma positiva. Por el contrario, prémiate por lo que has cumplido, tómate un tiempo para leer, salir con amigos, ver una película o hacer algo que te apetezca. Y termina el día con un buen descanso.