La resiliencia, clave en la gestión de proyectos
El Proyect Manager debe convertirse en el pilar del equipo; de su capacidad para revertir las situaciones adversas dependerá el éxito o fracaso del proyecto.
El término “resiliencia” se ha recuperado y puesto de moda en los últimos años en el ámbito empresarial. Pero ¿qué significa? Según la RAE, es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Si atendemos a su etimología, vemos que viene del inglés resilience, y este del latín resiliens (saltar hacia atrás, rebotar, replegarse…). Por ejemplo, en un material es la capacidad de recuperar su estado inicial.
Se puede aplicar a personas, empresas o proyectos. Así, una gestión de un proyecto resiliente es aquella capaz de hacer frente a impactos negativos. En este sentido, hablamos de un buen plan de proyecto que tenga en cuenta las contingencias y riesgos, pero también de la capacidad de resiliencia del propio gestor y, en este último caso, se trata de una soft skill o habilidad blanda que se puede entrenar o mejorar.
Gestionar lo inesperado
Cada proyecto es único y deberemos contar con los riesgos y posibles problemas inherentes a este. Por supuesto, una buena preparación previa, con un buen análisis de riesgos y sus planes de contingencia correspondientes, permite reducir el nivel de incertidumbre. No obstante, nunca podremos evitar todos los inconvenientes o las ocasiones de estrés o en las que el proyecto parece “desbordarse”.
En este sentido resulta interesante el libro El poder de la Resiliencia. Cómo las mejores empresas gestionan lo inesperado, de Yossi Sheffi. Esta obra nos explica que las vulnerabilidades a las que nos enfrentamos hoy requieren herramientas y procesos innovadores para, justamente, poder incorporar la resiliencia corporativa y la gestión del riesgo. Y lo hace a través de atractivos ejemplos de empresas que se prepararon para la disrupción y salieron fortalecidas después de estas situaciones, como Procter & Gamble, General Motors o Intel.
Proyect Manager, pilar del proyecto
En momentos de estrés, desbordamiento, desánimo, problemas… el gestor del proyecto debe convertirse en el pilar del equipo y revertir la situación, siendo perseverante y manteniendo el optimismo y un buen clima laboral. De esta forma, la resiliencia se convierte en un elemento crucial en la gestión del proyecto y en su éxito o fracaso.
La resiliencia es inherente al ser humano, durante siglos nos ha permitido evolucionar y adaptarnos. Se trata de habilidades blandas que podemos mejorar o potenciar para mejorar nuestra capacidad de resiliencia personal como gestores de proyectos. ¿Cómo hacerlo?
Tips para mantener la resiliencia
- Actitud y creatividad. Ante una dificultad, no te lamentes ni te alarmes, ponte a trabajar para buscar una solución y un plan de acción inmediatamente. Una crisis es una oportunidad de explotar tu creatividad en busca de soluciones y nuevas formas de enfrentar el problema.
- Vive el ahora. Céntrate en la situación o el problema para tomar conciencia plena de este, no te enfrasques en un ciclo negativo pensando en el futuro.
- Mantén una actitud positiva ante las dificultades y rodéate en lo posible de personas que también lo sean.
- La única certeza que tenemos es que todo cambia, por eso ser flexible y capaz de adaptarse al entorno cambiante resulta fundamental.
- Sentido del humor. Es una excelente cualidad para afrontar la situación y no magnificarla ni convertirla en un ciclo negativo.
- Trabajo en equipo. Afrontar un problema o contingencia supone compartir información, saber delegar cuando es oportuno e incluso buscar ayuda dentro o fuera del equipo el proyecto en personas que, por sus conocimientos, experiencia o habilidades pueden enriquecernos con una visión distinta.