Cómo trabajar para que en la empresa todos los días sean el Yellow Day

Describimos orientaciones para fomentar la felicidad en la empresa día a día y para fortalecer su dimensión emocional.

  • La felicidad es una catapulta para la sostenibilidad de los proyectos empresariales.
  • Toda empresa ha de encontrar los caminos para gestionar activamente la felicidad.

El Yellow Dayque se celebra cada 20 de junio, es calificado como día más feliz del año. Los argumentos que sustentan esta afirmación son variados. Los días son largos, las temperaturas más cálidas, muchas personas tienen cerca sus vacaciones…

Sin embargo, en el ámbito empresarial, todos los días deberían ser el Yellow Day o, al menos, debería intentarse que lo fueran. La promoción de la felicidad en el seno de las organizaciones ha ganado una enorme importancia en los últimos años y es un error dar la espalda a esta tendencia. Veamos algunas orientaciones que nos pueden ayudar a fomentar la felicidad en la empresa.

 

El compromiso con los valores de la empresa

  • Un empleado alineado con los valores de su empresa es una persona que tiene un compromiso vital, más allá de sus obligaciones como trabajador. Desarrollar su labor es una forma de cubrirlo.
  • Por el contrario, si los empleados tienen unos valores contrarios a los de su empresa, la relación sufrirá un deterioro progresivo no solamente por la discrepancia, sino también por el sufrimiento emocional y la infelicidad que ello genera.
  • En el caso de las pymes, y muy especialmente en las microempresas, es importante saber establecer un diálogo que incorpore los valores de los trabajadores y les que haga entender los de la empresa.

 

La cultura emprendedora

  • La cultura emprendedora lleva a desarrollar continuamente nuevos proyectos, que no solamente pueden ser estimulantes, sino que también pueden facilitar la supervivencia a largo plazo de la empresa.
  • Realmente, lo que se busca es que la felicidad no sea efímera, sino sostenible en el tiempo. Se prende una llama de emoción en el equipo, una aspiración permanente a mejorar. Además, se dota a ese sentimiento de una base real, basada en la experiencia previa, en el conocimiento acumulado de los proyectos anteriores que se han llevado a buen puerto y en el adquirido en los momentos de fracaso.
  • Por otro lado, las empresas acostumbradas a emprender continuamente nuevos proyectos, con naturalidad tienden a convertir el cambio en una experiencia gozosa. Por el contrario, en las más rígidas y ancladas en el pasado se ven las transformaciones con incertidumbre y sufrimiento emocional.

 

La planificación de las sucesiones empresariales

  • Tanto en el caso de los propietarios como en el de cualquier jefe, ya esté más arriba o más abajo en la jerarquía, la sucesión es uno de los momentos con mayor potencial para generar sufrimiento emocional.
  • La felicidad de todos pasa por una sucesión bien encauzada, lo cual reclama una anticipación a los retos que plantea. Ha de encontrarse el momento, la persona y el procedimiento adecuados, pero también hay que estudiar muy bien cómo se va a comunicar la decisión y cómo se va a lograr el compromiso de la plantilla con la sucesión y con el sucesor.
  • No menos importancia tiene planificar una desinserción feliz del antecesor. Puede salir de la empresa, pero seguramente no de forma completa. Incluso, en algunos casos, como en los ascensos, simplemente deja un puesto para cubrir otro. Encontrar la forma de que el paso del testigo sea satisfactorio y enriquecedor para el que lo cede facilita el proceso y produce beneficios emocionales para todos.

 

La felicidad del cliente en el centro de la atención

  • Trabajar por la felicidad del cliente es algo más que hacerlo por su satisfacción. Por ejemplo, puede que apruebe nuestro servicio o el bien que le hemos vendido, pero que no salga contento. El cliente feliz no solamente está convencido desde un punto de vista racional, sino también emocional. La conformidad se otorga, la felicidad se vive.
  • Esto se consigue, en primer lugar, a través del diseño de la experiencia de consumo. Para ello, hay que contar con muchos datos sobre los clientes y con instrumentos para gestionarlos, de forma que podamos descubrir cuáles son las bases que sustentan las emociones del consumidor o usuario.
  • Además, no solo nuestro producto, sino también nosotros mismos, debemos establecer una correcta conexión emocional con el cliente. Debemos saber estar en posición para ofrecer el trato que requiera en cada momento.

 

La gestión del fracaso

  • La intolerancia al fracaso es prácticamente incompatible con el emprendimiento. De hecho, si tanta importancia tiene el control es porque no siempre todo se desarrolla según lo planificado. Inevitablemente, siempre surgen momentos en los que nos equivocamos y otros en los que las circunstancias no son propicias.
  • Ignorar el fracaso tampoco es una opción. Puede quitarnos alguna preocupación en el muy corto plazo, pero las consecuencias en el mundo empresarial no tardan en llegar. Por el contrario, lo que hay que hacer es convertir ese momento en una oportunidad para aprender de los errores, tomar el tiempo necesario para “digerir” emocionalmente la decepción y salir reforzado del proceso.
  • En definitiva, las personas felices tienden a no dramatizar los eventos adversos, pero también son felices porque saben extraer algo constructivo de cada una de sus experiencias vitales. En el mundo empresarial sucede lo mismo, las dificultades deben ayudar a encontrar las bases para crecer.

 

Los profesionales de la felicidad

En empresas de tamaño medio comienza a asentarse el convencimiento de que tener un gestor de felicidad en plantilla impulsa el crecimiento de la productividad, mediante la mejora de la motivación y el ambiente laboral.

Sin embargo, ello no significa que los pequeños negocios puedan renunciar a la gestión profesional de la felicidad. De hecho, la contratación de consultores externos de felicidad puede ser una de las mejores inversiones que pueden hacer.

Invertir en felicidad es una de las mejores decisiones de una empresa tanto por el retorno emocional como por el material. Se obtiene una organización más sana y fuerte, con mayor capacidad para crecer y afrontar sus retos.

 

Gonzalo García Abad
Experto en fiscalidad y con experiencia como blogger en distintos canales sobre economía.